domingo, 9 de enero de 2011

Vigilia.

En alguna de las noches más sutiles, de más autocontrol, es el deseo de ver más de eso que es. "Dormí bien", "tapate y no tengas frío", "seguí siendo como sos", más y más como sos porque sería un horror que se de cuenta de que podés llegar a ser de otra manera, creo que no podría soportarlo (ni él ni yo). Va con esas ganas de fomentarte, de decirte: "bien pibe, vas por el buen camino, la verdad que sos admirable, sos alucinante", va con ese orgullo de decir que vos sos (lo que sea que vos seas), porque claro, en el fondo no pasa por lo que seas sino por el orgullo. Por eso mismo hay días menos sutiles y autocontrolado, en que todo se le convierte en ganas maniatarte a la cama y amordazarte para poder controlar hasta tu útlimo movimiento. Ante el horror que le produce esa idea, lo único que puede hacer es dejar de sentir orgullo o al menos dar cuenta de que es ese el arma letal (se supone). Así que bueno, en el fondo lo que trata es de ir por la vida intentando olvidar el orgullo, y viendo como puede hacer con su propia vida, esperando que en algún momento... no sé... esperando nada más, hasta que algo le eche luz al asunto.

3 comentarios:

  1. Me gusta (aclaro), pero me parece muy distinto a todo lo que leí tuyo. Tomalo como un cumplido, disntito puede ser bueno.

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  2. Genial, un sólo detalle:
    Echar, sin h.

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  3. Tiene razón Lucas; hay un dejo un tantito "oscuro" en esas palabras. Una sorpresa para los que te leemos -aunque no comentemos tan seguido-.

    La lucha del yo, el yo y el yo. Ahí es cuando se pone en juego qué decimos, qué queremos decir y qué guardamos.

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