No son pocas las palabras
que se juntan a cantar
y que bailan muy impunes
y que chillan a mi oído
y que mienten con suspiros
y que gritan la verdad.
No son muchos lo momentos
que se sientan en mi pecho
y que no me van hundiendo
y que no me arañan todo
y que juegan de algún modo
a matar tranquilidad.
No son pocos los lamentos
que se oyen con el viento
cuando oigo que el silencio
me atropella sin piedad
Y lamentos que son míos
No son muchos y me fío
que tu voz le quite el juego
a este canto en soledad.
Parece hablar sobre la poesía, o sobre el acto de escribir poesía. ¿Se podrá hacer poesía y quitarle después el juego?
ResponderEliminarNo, pero el delirio es ese.
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