miércoles, 29 de febrero de 2012
El control de los días.
Ayer uno se va a dormir como abandonando el día, preludio de un día que no viene cada mucho tiempo, que no viene pero viene yéndose como otro día sin control. Día tomado por los pelos, no dejarlo escapar es una cosa que sucede desde el día anterior hacia el nuevo pero nunca al revés por ciertas propiedades, creo que físicas, que bueno, en fin, todo es una metáfora, usted me entiende. La cuestión es que ayer uno se va a dormir y ya eso es un horror porque por lo general el día que viene después es el que lo agarra de los pelos a uno y ahí cae inconsciente, pero será que este (día; no sé por qué creo que lo referentes son claros, nunca los son, ni tampoco las referencias, y mientras más palabras agrego más alejo los referentes y sus referencias y si no paro pronto la frase perderá todo sentido) que no viene cada mucho no se molestó en molestarse. (les avisé) ¿O será que fue uno que dejó el control de los días fuera de control? Ya siento la culpa. Pero fue tan placentero dejar el ayer atrás. Pero es tan terrorífico pensar que ayer viene mañana, todos los días. Por eso uno no se va a dormir abandonando el día, mientras le dure la fuerza. Ayer no fue el caso y creo que tampoco fue la excepción. Pero me gusta creer que sí. ¿Que sí qué? No sé, que sí, nada más.
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