lunes, 6 de agosto de 2012

La hora de las epifanías.

Esta noche vengo a escupir un poco al cielo. No escupas al cielo porque la escupida vuelve. Antes pensaba que tenía que ver con Dios, luego me fui dando cuenta de que pocas cosas tiene que ver con Dios. El hombre es el centro. Cuántas horas desperdiciadas.Últimamente el desperdicio es la clave de muchas cosas. Una de ellas sos vos. Y vos. Y vos. Y lamentablemente yo. Me embauqué a mí mismo desestimando cosas que ya sé. Y ya sé que vos (y vos y vos) vas a leer esto, te vas a callar, vas a alegar demencia y todos van a seguir sus vidas sin aceptar que vos sos un gil, un pelotudo y yo valgo la pena al menos la franqueza. Al menos admití el miedo. Yo estoy cagado hasta las patas. Bienvenido señores a la hora de las epifanías. Sean bienvenidos a escupir al cielo. Acá somos todos humanos y todos hemos probado salivas ajenas. Esto no tiene desperdicio, te lo aseguro. TE lo aseguro.

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