Enero es amar las cadena por ser libre y volar es odiar las cadenas sin serlo. Es esa contradicción que te ata al doble placer de la libertad encadenada. No a la libertad, ni a las cadena, sino más bien al estar ahí, viendo pasar enero sin preocuparse por febrero que ya es otra historia. Cuando todo ya está hecho en enero y nadie te jode, y la noche de repente se calla y los acordes de siempre te suenan diferentes y todo indica movimiento pero vos está quieto, quieto pero en movimiento. Las cadenas en libertad. Volar en enero.
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