miércoles, 23 de mayo de 2012

Causualidad.

La forma inconexa en la que funciona mi mente, o no sólo mi mente, mi ser, a veces me preocupa, a veces no. Por lo menos la mayoría del tiempo me produce curiosidad. No soy un gran fanático de la causa y el efecto pero sí entiendo que este universo tiende a funcionar de esa manera. El problema es qué estímulo produce qué respuesta. Qué te vuelve un loco, qué no. Ojo, nada contra los locos. Simplemente es que aun no he llegado al grado de valentía de asumirme como tal, por lo que me limito a sufrir un poco con la lógica, o la falta de lógica de las cosas. Sigo sufriendo eso de desear algo y conseguir otra cosa, o bien nada. Pero en esa estamos todos, no voy a mariconear con eso. Aun así es llamativo, porque así es que sueño cosas horribles y me levanto y no se me pasa por la cabeza pensar que eso que tuve fue una pesadilla. Porque así es que si me duele la cabeza no se me ocurre pensar que demasiadas horas leyendo pueden producir eso. Porque así es que si me angustio no se me ocurre pensar que no hay nada superado. Ese es el día a día que se me plantea. Un día a día de sucesos que no tienen ninguna relación con los sucesos subsecuentes, y viceversa. Y es que mejor perder la costumbre de ver causas y consecuencias en todos lados, porque  a veces uno quiere poner en práctica su poder de acción ante la maravillosa causalidad del universo y exagera, y no siempre, por no decir nunca en mi caso, lo que funcionó la última vez puede andar de nuevo.

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