domingo, 25 de octubre de 2009

Distinción

Haga distinción,
cabeza y corazón
la una rima el mundo
infiere sin pudor
el otro da presión
propone este sangrado
excusa la razón

Distinga en rebelión,
cabeza y corazón
estados separados
proponen abrumando
la triste percepción
del sádico presente
ahogado en emoción

Pasión en la cabeza
llamamos obsesión
dobleces sin sentido
reflejos pervertidos
estados remarcados
de solos afinados
en otra dirección.

Pasión en corazón
llamamos sentimientos
destellos explosivos
que dados por la magia
de tontos sin sentidos
no sirve nuestro olvido
demustran sumisión.

Distinga por favor
cabeza o corazón
descubra si es remedio
de tal delirio mio
el dejo despectivo
pensar en otro olvido
o llanto y prescripción.

lunes, 19 de octubre de 2009

Breve reflexión

Creo que este espacio empieza a jugar un papel importante cuando quiero decir cosas y no sé como decirlas. Al mismo tiempo siento que no llego a nadie, no porque no se lea, sino porque creo que a todos les resulta más fácil no darle sentido a lo que escribo; debe ser algo muy comprometedor para algunos y algo muy obvio para otros. Pero en definitiva, como alguien me ha dicho alguna vez, el objetivo es expresarse y desde que entiendo eso no sé por que limito mi discurso. No sé por qué le pongo un límite si realmente no lo hay, si en definitiva quien quiera seguir obviando el sentido de todo esto lo va a seguir haciendo por mas que yo lo diga o lo deje de decir.

A veces pienso esto y muy de vez en cuando, cuando siento que ya he dicho todo lo que he podido decir, cuando siento que no tengo más palabras para expresar lo que siento (en mi caso, gravísimo) pienso esto y pienso en todo lo que he dicho y en como todo eso pudo haber llegado a no ser claro. Y ahí todo cierra... yo puedo reformular lo que digo... yo soy dueño de mis límites y puedo ser mas explícito en lo que digo, lo cual implica un riesgo, pero los demás no son diferentes. Yo cometo el error de darle sentido a lo que los demas dicen cuando en realidad son discursos tan limitados como el mio y tiene el vicio de poder ser malinterpretados o aun puedo cometer el mismo acto de evasión que creo que los demás cometen con lo que yo escribo o digo.

En el punto en que pongo al otro en el mismo plano que yo entiendo dos cosas: Primero, que puedo volver a leer todo con otra perspectiva, que puedo buscar ver las cosas de una manera diferente, la segunda, que puedo reformular todo lo que dije para que de alguna milagrosa manera, se me entienda la próxima vez. Creo que en el fondo, lo que quiero lograr es un discurso en el que la respuesta del otro no se me escape.

Lo más triste de todo es que en el fondo sé que no es esto lo que quiero decir. Lo que quiero decir en realidad es que vale la pena tomar el riesgo de darle una oportunidad a mi discurso, entre otros riesgos que considero vale la pena tomar, porque en definitiva yo los he tomado.

En fin, sé que esto no alcanza, me conformo con expresarlo.

lunes, 12 de octubre de 2009

Trauma

¿Y por qué no admitir que hay miedo a incurrir en los mismos errores?. Las sensaciones son tan parecidas a las de otras veces... Ya soy como el perro de Pavlov, ahora espero desgracia. No tiene ninguna lógica pero al parecer mi cuerpo se predispone... mi mente... qué sé yo. Lo que más me aterra es que esto, lo que de vez en cuando nombro como intuiciones, rara vez han estado fuera de lugar. Doy el beneficio de la duda, por supuesto, pero no puedo evitar sentirme de vuelta en la postura de alguien que cometió un error, alguien que sintió de más. Quicera, más que nada, poder tener la intuición de que esta noche o mañana estaré riendo de lo tonto que ha sido plantearme esto.

No está de más decir que jamás creí que esto me pudiera pasar a mi, debo un par de disculpas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Si las paredes oyeran, tendrían algo que decir.


Definitivamente las respuestas ya no forman parte de los objetivos de algunos de nosotros. Algunos dirán que hablar sólo es el principio de la locura, pero al final termina siendo la única manera de exteriorizar ciertas cosas que tememos olvidar, que tememos perder o que simplemente tenemos miedo de que retornen en formas peores que no podamos controla: una verdadera locura. Tal vez nadie nos escuche pero no por eso nos detenemos, no por eso dejamos de hablar. Sabemos que lo que no es dicho revolotea dentro nuestro como mosca atrapada en un vaso; hablaremos sólos, sí, pero hemos puesto en el mundo de lo real algo que pretendíamos materializar. No hemos dejado pregunta sin plantear, no recibiremos respuestas, claro... pero las preguntas han sido hechas, las dudas no están dentro nuestro, están en el aire para cualquier que quiera escucharlas, somos libres porque hemos hecho todo lo posible por no quedarnos encerrados en lo que podría haber sido. Es verdad que esperamos una respuesta, pero nos conformamos con plantear la pregunta, con expresar nuestro deseos e inquietudes, nos conformamos con hacer todo lo que depende de nosotros, a veces pensando que las únicas que nos escuchan son las pareder, pero con la certeza absoluta de que si las paredes oyeran, seguramente tendrían algo que decir.