lunes, 23 de septiembre de 2013

Todo dicho.

Es cierto lo que me decís,
tu maestría,
tu belleza, 
quizás incluso tu inteligencia.

Pero si todo lo decís vos,
¿Cuándo lo vas a escuchar de mí?

domingo, 22 de septiembre de 2013

El mito fundador.

Surgió, como surge todo lo sagrado, ni de un rapto emotivo, ni del impulso, ni del primer beso, ni de la primera vez, ni de la furia pasional que quema todo. Surgió de la nada. Surgió del miedo. De la duda. Del silencio. El misterio movilizaba ese amor, y el miedo, la duda y el silencio fueron parte de la historia. Y ahora recordamos, como se recuerda a los imperios después de la caída, todo lo que sucedió como un mito. Una mentira pintoresca, inverosímil, farsa que pone a la historia en el lugar de lo inalcanzable, irrepetible, adherido a lo remoto y perdido para siempre como algo que jamás pudo haber sucedido ni podrá suceder.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Condena.

Tal vez y casi seguro
con nuestra violencia crónica
y timidez críptica
caducamos discursivamente
caemos y sufrimos
cuando mentimos
y nos escudamos
porque al final
de cada cosa que decimos
nos sentimos confinados
a la condena del optimismo. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Qué olvido?

Hoy soñé con vos. No tenías ni tu cara ni tu cuerpo, ni siquiera era tu forma de actuar, de acercarte. Pero en algún lado sabía que eras vos. Por eso más tarde, merced a lo intrascendente de la vida dejé que mi mente se fuera un poco y de pronto se me ocurrió que si podía sentirte en otro espacio, en otro tiempo, en otro cuerpo, aunque sea onírico, entonces tal vez si lograba visualizarte fuera de lo que recuerdo de vos, si lograba visualizarte en la esencia de lo que sos y no en ese conjunto de rasgos que recuerdo y que en general se arman para propinarme un poco de desgracia, tal vez así iba a poder conectarme de alguna manera con vos y me ibas a escuchar y finalmente sentirte interpelado de alguna forma. Así que intenté, pero olvidarte, olvidarte para recordarte, es una tarea endiabladamente difícil. Siempre se me dibujaba tu cara sonriente, o ese cuerpo relajado, o tu ropa. Incluso a veces se asomaba tu voz. No me dejé vencer, sin embargo, por ese impedimento y me esforcé en borrar todo eso que iba apareciendo: "No, eso no", "Afuera eso también", "Eso es algo que recuerdo, lo tengo que sacar". Así hasta que fue quedando algo como un punto en el espacio, una masa amorfa en algún living desconocido. En el esfuerzo por la concentración, que debo decir fue tristemente intermitente, había olvidado cerrar mis ojos y me empezaron a arder, también me di cuenta de que el piso (porque estaba acostado en el piso) estaba helado y que tenía frío. Incluso se me durmió una parte del cuerpo porque hasta había olvidado la pésima posición en la que estaba tirado. Todo eso me sacó de mi intento, todavía no sé si infructuoso, de buscarte por fuera de todo. Vi una silueta en el horizonte, algo inestable, algo reticente. No sé si eso eras vos. No sé si me oíste llamarte desde el otro lado. No sé si vos me olvidabas a mí, también, por fuera de todo, para recordarme. Porque hoy te soñé, y me gusta creer que fue eso: Vos. Dónde sea que estés. Como sea que haya sido. Llamándome.

domingo, 1 de septiembre de 2013

¿Qué recuerdo?

Recuerdo el gusto de tu primer beso esa primera noche. Era a cigarrillo. 
¿O era a cerveza?
Bueno. Recuerdo tu primer beso esa primera noche. 
¿O ese beso fue la segunda?
Ok. Recuerdo el primer beso que fue de noche. 
¿De noche? ¿No fue más bien a la tarde?
En fin. Recuerdo ese primer beso. 
Aunque... ¿Fue ese el primero? ¿O fue el segundo? Podría haber sido incluso el tercero también.
Está bien, pero sí que recuerdo tus besos. 
Momento. ¿Son los tuyos los besos que recuerdo? ¿Qué recuerdo? ¿Realmente recuerdo?