jueves, 20 de junio de 2013

Lágrimas.

Vi tus ojos humedecerse y atrás de las lágrimas no sólo un capricho. Son las lágrimas de alguien que no deseaba más y a quien le quitaron algo ofreciéndole a cambio distracciones para evadir, para olvidarse, para hacer de cuenta que y volver la vida sólo tolerable. Hay algo de digno en el dolor que hace que me enamore de vos cuando llorás. Esas lágrimas te ponen en el contexto del universo mientras que cuando fingís alegría estás como desencajado. Esas lágrimas rinden mejor honor a tu pasado que si trataras de olvidar lo que te ha hecho humano, incluso conmigo. Y no es que prefiera verte llorando y sufriendo, pero hay algo reconfortante en la idea de que podés llorar y sufrir. Te hace menos extraño para mí y a veces no se me ocurre mejor cosa.

lunes, 17 de junio de 2013

Un poco de tu felicidad.

Yo no soy la nada.
Siempre deseé ser más la exhuberancia,
que tampoco soy,
pero no soy la nada.

A veces creo que debés imaginarme
como una pared beige,
algo desaturado,
amarillento y percudido
y sé que no soy
el estalle de colores que quisieras,
pero no soy esa témpera
en el fondo del cajón, tampoco
y prueba de esto es que
de tanto en tanto pinto,
entre muchas cosas,
con mucha paciencia
en silencio
sutilmente
un poco de tu felicidad.

domingo, 16 de junio de 2013

Me alegra poder reconocerte también como un hombre feliz.

martes, 11 de junio de 2013

Ideas sobre cómo funciona.

Hay pocas veces en que mis gritos de auxilio son escuchados, y menos aun las veces en que son correctamente interpretados como tales. Cuando decidiste amanecer esta mañana al lado mío sin decir ni hola ni adiós, sin llorar ni reír, sin hablarme pero de alguna manera sin dejar la situación en silencio, sin tocarme pero creando la más absoluta intimidad, sin nada de todo esto y tanto de todo aquello, cuando entendiste que eso, esa nada y ese todo era lo que pedía, cuando entendí que entendiste, ahí, no me quedó más que decirte “gracias”, darme media vuelta y dormirme de nuevo, tranquilo.

domingo, 9 de junio de 2013

Levantarme.

Jurar amor y no jurárselo a nadie.
Amar al vacío, en el vacío, vacío.
Dormir.
Soñar largo y tendido y tendido soñar largo.
Y levantarse aturdido.
Con la boca seca.
Con la espalda dura.
Con los ojos rojos.
Y los pies fríos.
Tener este temblor definitivo.
Porque me hablaste en sueños.
Me dijiste.
Y no me dijiste tu amor.
Y al levantarme sigue lo mismo.
Que todo lo anterior.

jueves, 6 de junio de 2013

Inexistente.

Escribir este silencio, tarea inexistente si la hay. Y yo tanto tiempo tratando de pintar la negrura, de ponerle música al vacío, de probar lo insípido de esta aventura de sonidos concatenados que, como si fuera poco, no suenan a nada. No suenan. Porque toda pe, sucedida por una o, por una erre, por una cu, sucedida y sucedida en la infinitud discreta y también indiscreta, llevan a nada. Son un silencio sonoro, un vacío satisfactorio, una negrura más que colorida, y por qué no, cálida. Mejor, aún así, que cualquier otra cosa que haya podido probar. Evidencia de que no he podido probar nada. El círculo sin fin que es escribir este silencio.