Cualquier imagen que tape la maldita memoria que atormenta mi cabeza es justamente lo que genera un movimiento de mis pupilas a revoluciones impensadas. Y cuando mis pupilas se enfoncan y se dilatan: un peligro inminente, pero también un refrescante y efímero sentimiento de olvido.
Dicen que un clavo saca a otro clavo. Yo digo que la memoria es como una madera clavada mil veces, remendada, con clavos torcidos, agujeros, rajaduras, nudos, humedad; nada desaparece, siempre buscamos un lugar liso en el cual poner el siguiente clavo, siempre estamos mirando como hacerlo encajar, siempre con esa incontinencia visual y pensando "el siguente seguro que encaja bien".
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