domingo, 27 de septiembre de 2009

Integrando la Desintegración


Las partes del cuerpo de uno en determinados momentos empiezan a funcionar de manera independiente. Lo que quiere mi cabeza no es respetado por mis manos y en mi pecho hay un vacío del que mi estómago pocas veces se entera. Mi vista, quizás la más conflictiva, lo quiere todo pero rara vez mis piernas corren en esa dirección. Mis piernas por su parte solo quieren sentarme y mis nalgas ya no soportan la presión de las sillas, ellas buscan otra cosa también.

Todas las partes en el fondo quieren lo mismo, pero todas ellas sienten de manera diferente la presencia de los sentimientos; nunca es posible satisfacer a todas juntas pero por lo general suelen conformarse, suelen tranquilizarse cuando, después de un arduo día en el que ninguna de mis partes obtuvo lo que quería, todas, unanimemente, se sienten parte de la misma persona, es decir, parte de mi.

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