A veces las situaciones se complotan y el ecepticismo caduca por la mera aparición de hechos que cuesta atribuir a la casualidad. Cuando descubrimo que hemos puesto a alguien en la situaión en la que otro nos ha puesto a nosotros o cuando buscamos algo importante del pasado y el presente manda un par de mensajitos como para que lo pensemos ocho veces antes de volver a intentarlo, en esos momentos de mala suerte, de enojo con la vida y su gente, de irónico desencanto, de miedo; en esos momentos en los que no podemos entregarnos a nuestro ateísmo porque sería perder un receptor de nuestros sentimientos más adversos, los que han generado estas situaciones; en esos momentos, a base de sentimientos que lejos están de ser felices y conciliadores; en esos momentos...
Creemos.
Y es que en algún punto ya no sabemos como hacer para responsabilizar a alguien, incluso a nosotros mismos, por esas sutilezas del destino.
"Yo creo y con eso basta"
ResponderEliminarNo sé si por casualidad, porque no creo en ellas, pero por algún motivo reboté acá.
Un beso, Agustín :)