lunes, 1 de febrero de 2010

Empezando por entregarse al sentimiento más temido.

Jugar a vivir sería mucho menos complicado si el odio le fuera un sentimiento fácil al ser. La verdad es que descubrir el amor sin tener la capacidad de odiar es un callejón sin salida, pero no darle cabida al odio por miedo a perder un sentimiento de amor que nada tiene que hacer en nuestros cuerpos es cobardía. Somos cobardes por no tomar el riesgo de perder, y es que decidir perder es tomar un riesgo muchas veces. Odiar es decidir perder, odiar es haber llegado al punto de decir "hice todo lo que estuvo a mi alcance", creerlo con toda el alma y darse media vuelta, dar la espalda y estar dipuesto solamente a voltear para dar puñetazos, gritar y escupir. El odio es un camino de ida... eso es lo que pienso hoy, porque de lo contrario, no habría nada, pero nada en el mundo que borre ... que borre lo que siento hoy.

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