Me acabo de preparar un té y tirando el saquito en el tacho pensé en el desperdicio de material orgánico. Después se me ocurrió pensar qué pasaría si lo acumulo como compost y empecé a calcular la cantidad de restos de té que podría acumular, era mucho. Y entonces recordé que antes no tomaba tanto té, que hubo un lapso muy largo en el que había abandonado el té. Y en ese momento me sentí tristemente vacío, como si todo ese tiempo de mi vida en el que no había elegido tomar té no hubiese existido.
Me encanta cuando aspectos tan banales de la rutina se derivan a planteamientos casi filosofales. Que lindo es quedarse pensando.
ResponderEliminarel té es lo más. vos también. :)
ResponderEliminar