miércoles, 16 de abril de 2014

El té de la vida.

Me acabo de preparar un té y tirando el saquito en el tacho pensé en el desperdicio de material orgánico. Después se me ocurrió pensar qué pasaría si lo acumulo como compost y empecé a calcular la cantidad de restos de té que podría acumular, era mucho. Y entonces recordé que antes no tomaba tanto té, que hubo un lapso muy largo en el que había abandonado el té. Y en ese momento me sentí tristemente vacío, como si todo ese tiempo de mi vida en el que no había elegido tomar té no hubiese existido.

2 comentarios:

  1. Me encanta cuando aspectos tan banales de la rutina se derivan a planteamientos casi filosofales. Que lindo es quedarse pensando.

    ResponderEliminar